jueves, 13 de diciembre de 2007

Opinión cinematográfica



REC

Sustos sin miedo.


Hay que entender que lo que vemos en el cine siempre es ficción pero si esta se asocia a la verosimilitud para acercar más el miedo al espectador al hacerlo más creíble hay que ser consecuente. Lo digo porque el planteamiento de esta película es que todo lo que espectador ve en pantalla es el material bruto de una cámara. Ese efecto nos lo creemos aunque son sospechosos esos problemas de audio en momentos donde son necesarios ciertos sonidos efectistas que toda película de terror debe tener. Lo que ya no nos creemos son los diálogos (la entrevista a la china) y acciones (el operador de cámara graba en momentos en los que ni el mayor de los profesionales lo haría entre personas sometidas a esa situación). O el tratamiento de los personajes de la comunidad. Ese argentino homosexual, esos ancianos despistados, esa mujer insoportable hasta decir basta! madre de la niña enferma. Son, a mi parecer, demasiado extremos no tienen matices. Las personas no somos blancos o negros. Por ejemplo, cuando están todos reunidos y parece salirle a todos (menos al practicante, que parece el más creible de los personajes de dicha comunidad) esa vena racista xenófoga al culpar de todo los males a la familia de chinos. Pero incluso lo irreal también debe de tener sentido. Cómo ha llegado a transmitirse la enfermedad en la comunidad si el transmisor estaba donde estaba. Por qué los enfermos atacan cuando interesa. La reacción de la niña es en el momento preciso. El policía y el bombero que están en la simulada enfermería atacan justo antes de que le pongan las esposas. Estos son ejemplos claros de lo que digo. Ni que decir tiene que cuando los dos únicos supervivientes, hasta el momento, miran desde el piso más alto hacia el hueco de la escalera de la comunidad todos los malos parecen ponerse de acuerdo para mirarles desde abajo, todos colocados para dejar un encuadre adecuado a cámara. Creo que este tipo de cine debe de ser consecuente consigo mismo. Las cosas suceden, y nosotros (la cámara del reportero) somos testigos de ello. Sin embargo en esta película los hechos suceden porque alguien los ha escrito a su conveniencia para llevar al espectador donde les interesa. Hay ciertas películas de este género (la magnífica 28 semanas después, por citar una película reciente con director y guionista españoles J. Carlos Fresnadillo y Jesús Olmo) que tienen algo más de trasfondo en el historia para que los sustos den paso al miedo. Esta, en mi modesta opinión, sólo tiene eso. Sustos. Si ese era su objetivo cumplido está



La sombra del reino.
Al inicio tan lejos y al final tan cerca.
Aunque no tanto
.

El inicio de esta película es bastante ilustrativo. En menos de cinco minutos y mediante imágenes de archivo e infografía 3D son capaces de resumir, y creo que bastante bien, la relación de los últimos cien años entre Arabia Saudí y los EEUU. Después parece vemos el típico film bélico americano. Con todos sus ingredientes. La parte de acción está impecablemente rodada (P. Berg parece ser mejor director que actor, lo podemos ver en Leones por corderos) aunque con todos los arquetipos de personajes del género. El duro durísimo, el chistoso graciosísimo, etc...
Lo que me parece más interesante es la evolución por la que nos conduce la historia. Me refiero en cuanto a la comparativa de la sociedad musulmana con la americana.
Así comienza la historia:
Los padres americanos (J. Foxx el protagonista de la película) asisten y comparten clases en el colegio con sus hijos mientras que los musulmanes llevan a los suyos a que sean testigos de una matanza en vivo. Eso sí, en el momento en que todas las víctimas, incluido el musulmán que se inmola, van a salir por los aires tiene la delicadeza de taparle los ojos. Continua con que los americanos son los únicos capaces de encontrar a el culpable de toda ese barbarie pero necesitando la estimable colaboración de un buen musulmán. Y termina con que a pesar de haber salido victoriosos en la aventura.Todos vivos y la muerte de sus compatriotas vengada. Ellos no están realizados. Se podría interpretar incluso que están tristes. Puede que algunos espectadores piensen (sobretodo el norteamericano)que sea por la muerte del estimable colaborador. No lo sé, pero para mí, (y quizá sea sólo un deseo) puede que el motivo de la tristeza de los héroes sea este otro: En que gran parte de la sociedad norteamericana (entre ellos muchos cineastas como Michael Mann, productor de esta película) son capaces de ir un poco más lejos y ser autocríticos con su política exterior errática. Y sean capaces de equiparar la acción bélica norteamericana con la de los atentados de los extremistas musulmanes. Matar, sea cual sea la causa nunca será la solución a un conflicto sino todo lo contrario. Hará que perdure más en el tiempo.
El susurro, entre soldado americano y la soldado americana es exactamente el mismo que el del moribundo cabecilla del eje del mal a su pequeño nieto antes de morir. Este susurro a modo de Macgufin, lo descubrimos al final de la historia, como todo buen macgufin, pero no soy tan optimista como para obviar que no es lo mismo decirle algo así a una adulta soldado que a un niño de boca de su abuelo moribundo. Reconozco que no es el paso definitivo que desearía haber visto en esta película. Aunque viendo el comienzo. El final, sí es un gran paso, aunque un poco velado, hacia como no hay que afrontar los conflictos para solucionarlos de verdad. Desde luego no matándolos a todos.

lunes, 3 de diciembre de 2007


Luz de domingo
Lo moderno no es cine


Comienzo mi opinión sobre esta película así debido a que en las últimas obras de Garci siempre te da la sensación de que estás viendo un clásico de los 60. Cine antiguo pero sin duda el director, no olvidemos que también es guionista y productor, lo hace a conciencia. Me imagino que esta afirmación, la del inicio la podría hacer Garci sin complejos. Siempre pienso que con todo el esfuerzo que hay que realizar en una película y la cantidad de creativos que trabajan para un sólo objetivo nada debe de hacerse de improviso. Con Garci tengo esa misma sensación pero multiplicada por muchas cifras. Desde luego, él realiza sus películas como quiere. Hay muchos directores que no pueden decir lo mismo. De eso no hay duda desgraciadamente. Parece que para él el cine actual no es cine. Es otra cosa. Parece que todo debe de ser artificioso (lo digo en el buen sentido). Con esos efectos sala excesivos y con esos encadenados en total desuso en el cine actual. No estás viendo realidad estás viendo ficción. Para Garci eso es el verdadero cine. Es discutible pero en este film consigue hacer su cine aunque con un texto anticuado y rodeado de toda esa artifiosidad voluntaria. El problema es cuando en ciertos momentos se le ha querido dar a la trama cierta actualidad que el texto no tiene. Y sorprende en ciertos momentos como un director con tanta experiencia y con tanto control en el acabado de su obra consienta que en unos de los planos finales el guardia civil arrodillado le diga de esa forma lo que le dice a Alfredo Landa o como puede contemplar un final tan recargado con las imágenes de su amado Nueva York con esa ponposidad. Entiendo que Urbano es aficionado a la pintura pero en ningún momento dicha característica del personaje protagonista influye en el resto de la cinta. A pesar de todo ello lo que no se puede discutir es que los actores están muy bien. Y técnicamente es un producto muy bien acabado con una excelente fotografía, un buen vestuario, una buena ambientación también en la música y un excepcional trabajo con los decorados de Gil Parrondo. Como el director dice ¨No sé si alguna vez conseguiré hacer una obra maestra¨ desde luego, a mi juicio, esta no lo es.

domingo, 2 de diciembre de 2007






La pareja protagonista

Paula Echevarría y Álex González.


A él nos lo creemos desde el principio interpretando el papel de Urbano. Bajando del carruaje ya parece un actor veterano que interpreta sin ningún complejo junto al que parece que será su último papel en el cine. Alfredo Landa. A pesar de la dificultad del texto, parece que esté sacado literalmente de la obra de principios de siglo pasado, ambos, interpretan sus personajes con credibilidad, muy buena voz y dicción (esto suele ser una asignatura pendiente en los actores jóvenes españoles). Hay buena química entre ellos y ese enamoramiento inmediato que siempre resulta tan difícil de creer, funciona. Aunque el hermoso rostro de ella no encaje demasiado a mi juicio con lo que se presupone de una chica de su edad en un pueblo de la montaña de Asturias de esa época. Sí, su forma de moverse, de hablar e incluso de tocar. Se puede ejemplificar lo que digo en la secuencia de la iglesia cuando le describe a su amiga el amor que siente por Urbano. Está secuencia en manos de una mala actriz hubiera quedado realmente ridícula pero con sus gestos, con sus pausas y su emoción verdadera hace que te creas todo. Esa inocencia de adolescente que a su vez se transforma en madurez al ser capaz de retener esos sentimientos y expresarlos como una mujer. Esa mezcla es compleja de expresar en una sola secuencia. Quiero destacar también la actuación de Tony Acosta que comparte con Paula esta y otra secuencia. La de la despedida que está rodada en plano secuencia y con las actrices de perfil al espectador y sentadas en la cama. Es posible que sea la secuencia más emotiva del film sin duda gracias a la interpretación de ambas actrices pero me pregunto si con otro tipo de dirección se le podría haber sacado más provecho al estado de gracia de Tony y Paula. Echo de menos aunque sea un primer plano de alguna de ellas. Es formidable también como Álex consigue que sutilmente diferenciemos entre la bondad y el ser cabal de su personaje de algo que suele estar tan cercano al tonto y el inocente. Esa candidez en la mirada de Álex. Sin duda, hasta ahí es inteligente Garci. En la elección de sus actores. Pocos tienen esa bondad en su mirada y además ser capaz de transmitirla a la gran pantalla. ¿Pero es posible que alguien sea tan dulce y bueno? Con verlo moverse, reírse, abrazar, besar o ponerse serio y tener que levantarse de su silla para poner las cosas en sus sitio (lo hace en dos ocasiones con Alfredo Landa al pedir la mano de su nieta y con Carlos Larrañaga al demostrarle que no es un corrupto). Ahí está el hombre cabal y recto aunque bondadoso. No me cabe duda de que la bondad existe al ver a este gran actor en acción.

Aunque claro, para Garci no existe el cine sin falsedad ni artificio. Y estoy seguro de que al igual que no veo el cine como lo ve Garci él no verá como yo la vida y por lo tanto no estará muy de acuerdo con esta palabras sobre su film. Aunque es muy probable que en la opinión sobre el protagonista de su película sí que coincidamos.